lunes, 29 de noviembre de 2010

La Dura Verdad Parte 1

Si bien no faltara quien me putee después de esta entrada, la verdad me vale un pepino, siempre digo lo que pienso sea o no políticamente correcto, moral o inmoral (válgame que para mí la moral es un concepto obsoleto), si hiero o no las susceptibilidades de alguien no me interesa, total eso de la diplomacia es solo una manera de ser hipócritamente dulce y socialmente aceptable para una sociedad mojigata y doblemoralista.


¿Pero que nos trae aquí?, cierto, la verdad, la cual es muy relativa porque parte de un punto de vista y quizá lo que escriba acá sea una gran farsa para muchos o para otros todo un ardid tautológico, lo que único que se es que lo que escribo al menos es sincero y no pretende agradar ni desagradar a nadie, solo exponerse y que al que le llegue de algún modo bien y al que no, también.

Partamos de dejar de creernos tan diferentes al resto de la humanidad, pues en nuestra calidad humana tenemos la misma gloria y patetismo que todos poseen, hacemos las mismas estupideces y acertamos igualmente en otras cosas, y el hecho que seamos diferentes por x o y cosa, como escuchar cierto tipo de música, tener una filosofía de vida distinta al común, ser de una tendencia sexual o que se yo no nos libra de cometer errores.

La verdad sea dicha, los gays no somos muy diferentes del hombre heterosexual, somos inseguros de nosotros mismos y por ellos tendemos bien sea a la desesperación sentimental viendo cada nueva persona en nuestras vidas como una solución fantástica a nuestra soledad y necesidad de afecto haciendo trascendente desde un beso o polvo casual a montarnos en la burbuja de una relación estable que ni existe, porque generalmente el otro fulano solo se pinto pasarlo bueno con nosotros y partió a buscar otros ingenuos bocadillos para su falocracia y/o anocracia. Entonces nos envolvemos en un mar de tristeza y vemos con tragedia lo mal que nos va en el amor y sentimos que cualquier relación medianamente exitosa que conozcamos es el cielo sin saber porque al ser entregados (más bien intensos a meterle amor a una película porno) y tiernos (cursis e insidiosos), no gozamos de la dicha de una pareja.

Pues primero esta que si uno cree que alguien le va arreglar la vida, grave error, uno se arregla primero a sí mismo y ahí si se va a buscar un complemento no un maldito repuesto ni tampoco podemos pretender ser el Superman de alguien rescatándolos de sus agobiante existencia porque a la larga una persona que siente necesita ser rescatada a su superhéroe le tiene en la banca mientras sigue endiosando imbéciles que sacan provecho de su baja autoestima y resulta que Superman no es super, solo es un man que en tanto rescata a su damisela en apuros se va haciendo daño y debilitando en el proceso por evitarle las necesarias espinas para que la damisela coja pelotas y aprenda que si va a seguir en ese plan va ser la eterna victima.

Enamorarse del amor y por ende quedarse con lo que haya por no estar solo y por lo mismo aguantar cachos, indiferencia, malos tratos y hasta mal sexo…nada que ver, hay que reaccionar, osea igual que en el caso anterior es cuestión de amor propio, osea, si uno se ama quiere sino lo mejor, lo mas beneficioso para uno y seguir en esa filosofía del amor es dolor como una jodida protagonista abnegada de teledramon mexicano es patético y nocivo; y si bien pues en el amor no todo son laureles tampoco tiene que ser todo espinas, y en vez de quejarse sea en silencio como un imbécil o en publico buscando compasión y lastima, mejor tomar cartas en el asunto y asumir las riendas de las cosas, respirar asumir y tomar decisiones de carácter por mas duras que sean, pero que a la larga garanticen el bienestar de si mismo, porque si no se puede estar bien consigo, ni pretendan que alguien se sienta mejor con ustedes.

Yo particularmente siento lastima por las victimas y por ello no puedo estar exento de haberme sentido idiota cuando lo fui, pero bueno, no fue tan malo porque aprendí y no seguí jugando las mismas maricadas, me da es pena ver tanto hombre físicamente guapoy de grandes cualidades mas confundidos y vulnerables que una niña de 15 años cuando bien pueden ser hasta maduros.

También esta esa mediocridad que se resume en “Yo era bueno, pero a mí me volvieron malo”, es decir…que mediocridad mental y debilidad de personalidad, que ante las malas pasadas de las cuales nadie está exento, esta persona se haya convertido en un canalla completo que juega con los sentimientos de la gente o en un mediocre emocional que se conforma con tratar de llenarse únicamente con sexo casual simplemente porque le aterra la idea de caerse y tener que volver a levantarse. Las cosas de la vida toman tiempo y madurez y gran parte de ella se adquiere del ensayo y error, así que cagada si toco vivir malos ratos para llegar a vivir los buenos.

Aceptémoslo, todos nos morimos por amar y ser amados, no nos hagamos los duros y en alguna ocasión hemos caído en algunos de los vicios que nombre, y otros aun viven en ellos o se dedican a repetirlos. Por ello es mejor dejar ese afán con el que vivimos los homosexuales e ir despacio, darse la oportunidad de aprender primero a estar bien solos y que cuando conozcamos a alguien nos demos tiempo de conocerle mas que de fornicarle, de ir poco a poco viendo si sirve o no sirve y también que tanto el servimos a ese otro antes de montarnos en un ridículo cuento de hadas y endiosar a alguien que es tan humano como nosotros y que aunque a veces no sea una mala persona en si, quizá si sea una equivocada y nos llegue a lastimar, o que bien nosotros seamos los errados y hagamos daño.

Los gays solemos vivir en un ambiente sentimental inmaduro y por eso nuestras relaciones suelen ser fugaces y dolorosas, porque no tenemos en claro que queremos por estar pensando mas cuanto lo queremos, entonces en el camino vamos por ahí flotando de relación en relación fallida, citas insulsas, levantes pecuecos y ya.

Esa es estimados lectores…LA DURA VERDAD.